Estos menores tienen un riesgo cuatro veces mayor de sufrirlo que la población general. También están más expuestos a la exclusión y abandono escolar.
Los trastornos del espectro autista (TEA) son discapacidades del neurodesarrollo que tienen un origen biológico de tipo genético, aunque la investigación actual científica no ha determinado con exactitud su origen. Estos provocan que las personas que los padecen tengan un desarrollo distinto, debido a que su configuración neuronal es diferente. Los TEA son muy complicados de clasificar porque hay mucha variabilidad –ya que muchas veces pueden ir asociados a problemas de salud y otras a discapacidades intelectuales, y en otros casos no- y afectan tanto a la comprensión social como a la flexibilidad de comportamiento y pensamiento, reflejándose en las habilidades sociales, en la comunicación y en la conducta e intereses, que son muy restringidos. Normalmente se identifican señales de alerta en el desarrollo de la persona con autismo entre los 18 y 24 meses de edad, aunque en muchos casos el diagnóstico no se realiza hasta edades más avanzadas. Son niños y niñas que poseen una comunicación e interacción diferente. Su juego simbólico es limitado y suelen repetir los mismos comportamientos. Una vez diagnosticado el trastorno, la pregunta que nos hacemos, que se hacen las familias es: ¿Cómo se va a adaptar nuestro hijo al sistema educativo actual? Ruth Vidriales, responsable de Asesoramiento de Autismo España, psicóloga experta en Trastornos del Espectro del Autismo (TEA), nos responde a esta pregunta y nos pone en antecedentes.
Para continuar con la entrevista os dejamos el siguiente enlace de la noticia completa:
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