Y este alarmante y/o preocupante incremento de cifras, nos lleva a otras como el origen del fenómeno. Más del 90% de la población de entre 10 y 15 años tiene ya acceso a internet y móvil propio. «Poner a disposición de niños y niñas de estas edades todas estas nuevas tecnologías, como las redes sociales, además de favorecer el anonimato, favorecen que hechos o actos que podría quedar en el patio del colegio acaben extendiéndose hasta el infinito», dice Ger Martos.
Los roles del acoso
Y así este nuevo programa quiere ir más allá, además de prestar atención en un plazo máximo de 48 horas a aquellos casos que se detecten como graves, plantea nuevas líneas de trabajo en las que además de dar protagonismo a la víctima, «garantizándoles todas las precauciones posibles y absoluta discreción para que no tengan temor a represalias por lo que les está pasando», destaca Ger Martos, también se prestará especial atención a los observadores, compañeros de colegio o instituto y al acosador.
Se trata de un apoyo que se extenderá también a las familias de unos y otros. Todos «juegan un papel importante», asegura la directora general, para quien los observadores son también un punto de apoyo vital, ya que «pueden dar un paso adelante a través de la “presión pasiva” hacia el acosador y éste en algún momento pueda reaccionar». El rol del observador, en definitiva, es no convertirse en cómplice de lo que sucede a su alrededor.
Dentro del ámbito educativo se presta apoyo al profesorado para que cuenten con la formación y preparación suficiente frente a este tipo de situaciones y se desarrollarán distintos talleres con el alumnado de los centros con el ánimo de sensibilizar y concienciar sobre el respeto al otro, la convivencia, la tolerancia, la justicia…
Los padres, la familia, son otro punto de atención. Y así, explica Ger Martos «vamos a pasar información a los padres para que puedan conocer o identificar aquellas situaciones que pueda estar tapando u ocultando una situación de acoso. Y este trabajo también es importante hacer con los padres de niños o niñas que acosan. Si una familia conoce que su hijo o hija está cometiendo un acoso hacia un compañero hay que prestarle apoyo para que sepan también como actuar en esas situaciones».
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