En un año en el que los gobiernos han dado un paso más para combatir el acoso escolar (en alza por el uso de las nuevas tecnologías), con teléfonos de ayuda y en el caso de Castilla-La Mancha con un programa propio con equipos psicosociales para tratar al menor víctima de ‘bullying’, llama la atención la poca importancia que se presta al papel de la sanidad en todo esto.
Un trabajo de alumnas de los últimos cursos de la Facultad de Enfermería de Ciudad Real, ganador de los premios anuales del sindicato Satse, hace hincapié en ello y reivindica la figura del profesional de la enfermería en los colegios para detectar esos padecimientos a edades tempranas.
El trabajo se llama ‘Malos tratos en edad escolar’ y lo firman las alumnas Alfonsa Torrijos, (La Solana), Mónica Vidal (Puertollano), Pilar Sobrino (Malagón) y Nuria Villalta (Manzanares); excepto Pilar estudiantes de cuarto de enfermería y defensoras de que “la enfermería debería ser clave para detectar el acoso escolar y otros malos tratos o abusos”.
¿Y cómo se consigue eso?, “implantando la figura del profesional de la enfermería en los centros. Detectar el acoso es un trabajo de todos, de padres y de profesores, pero nuestra labor debería ser muy importante. No basta con las revisiones periódicas del programa del niño sano. Por desgracia las consultas están saturadas, no hay tiempo, creemos que el enfermero escolar es muy necesario”, responden.
“Los niños tienden a hacer una somatización de las emociones. Los sentimientos, los temores que tienen los traducen en síntomas físicos como dolor de cabeza, dolor de tripa, problemas con los que consiguen no ir al colegio, signos que nos deberían avisar de que algo pasa”.
Conscientes de que corren malos tiempos para las inversiones públicas, las alumnas creen que se podría empezar por crear la figura del enfermero escolar que vaya rotando por los centros dos o tres veces por semana haciendo todo tipo de prevención en salud, que ponga en práctica la “enfermería comunitaria”.
A estas estudiantes les resulta extraño que en magisterio no se aborde el acoso escolar o los malos tratos infantiles, y consideran que el profesional de la enfermería debería también estar en los centros para formar a los profesores en esta materia.
En ‘Los malos tratos en edad escolar’ las autoras han buceado en revistas científicas y repasado bibliografía sobre maltrato a niños de tres a doce años, hasta definir qué son los malos tratos infantiles, de qué tipo se dan, cómo detectarlos y cómo tratarlos una vez que se han producido. Y todo resumido en un póster claro y llamativo que se puede utilizar como material didáctico en las aulas, de fácil comprensión por la población en general.
“Lo más llamativo ahora es el bullying, pero en nuestro trabajo se habla de todo tipo de malos tratos a los que está expuesto un niño”.
Identifican hasta siete tipos de maltrato: físico, picológico (por abandono emocional o físico) abuso sexual, maltrato entre iguales (acoso), explotación laboral, maltrato institucional y el síndrome de Münchhausen, este último un tipo de trastorno de los padres que consiste en hacer daño intencionadamente a los hijos con el fin de que luego acudan a ellos para curarlos, y quedar después como héroes ante los niños. “Un ejemplo, la madre echa vasos rotos en el fregadero, los tapa con agua y espuma, le dice al niño que friegue, el niño se corta, y después ella lo cura. En la práctica no hemos visto ningún caso así, pero por raro que parezca existe”, subrayan.
Que un menor cuente que es víctima de un maltrato, un abuso o un acoso es más difícil que lo haga un adulto, de ahí que incidan en trabajar mucho la “prevención primaria con educación sanitaria”. Esto es: estar atentos a lo que le pasa al niño, “hablamos de respeto, de fomentar la cultura del buen trato, promocionar entornos libres de violencia, concienciar y formar a los profesionales para la detección del maltrato infantil (profesores) y crear foros comunitarios de educación para la salud para orientar a padres y familiares”.
La detección secundaria pasaría por ver los signos que presenta el niño que ya está sufriendo el acoso, el maltrato o el abuso. “La persona que está todos los días con ellos debe fijarse si el niño está solo, se siente triste, o le gastan bromas, o que no tiene ganas de hacer lo que cualquier niño de su edad hace. Esto son señales de alarma”.
FUENTE:Lanza Digital
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